Baños relajantes, masajes mediante chorros de presión, saunas y baños turcos… Seguramente son las primeras imágenes que te vienen a la cabeza cuando piensas en la capacidad regeneradora del agua. Sin embargo, hay muchas otras formas de utilizar el agua en favor de nuestro bienestar: desde una simple compresa de agua fría para combatir la fiebre hasta una rutina completa de ejercicios para realizarlos semisumergidos. ¡El campo de actuación de la hidroterapia es muy amplio!
Por hidroterapia entendemos la aplicación externa del agua como tratamiento y prevención de enfermedades, lesiones y trastornos. Puede emplearse de muchas formas distintas, pero en ninguna de ellas se requiere ingerir el agua.
Como el profesor universitario, Pablo Saz, y la bioquímica, María Ortiz, indican en su artículo, los orígenes de la hidroterapia se remontan a la Antigua Grecia. Los griegos utilizaban el agua para eliminar las impurezas tanto físicas como espirituales. Este uso sanador y místico del agua les fue transmitido a los romanos, quienes lo potenciaron a través de la construcción de grandes termas por todo el imperio.
Durante la Edad Media la mayoría quedaron en desuso, salvo por parte de la civilización árabe, que siguió investigando las cualidades paliativas del agua. Sus estudios en hidroterapia es una de las grandes herencias que dejaron en España, donde todavía se conservan muchos baños árabes.
El empleo de la hidroterapia dentro un plan estratégico de rehabilitación como es común hoy en día se originó en el siglo XIX en Austria. En España, aunque ya desde 1816 disponía de una red nacional de balnearios, se estableció como especialidad médica en 1984.
Los beneficios que genera, así como las técnicas que emplea la hidroterapia tienen una base científica que se sustenta en cinco grandes principios:
En base a los principios que hemos descrito, es fácil entender que la hidroterapia puede proporcionarnos una larga serie de beneficios, de la que destacamos que:
Cada beneficio de la hidroterapia está relacionado con una forma distinta de aplicarla, en función de las necesidades de cada persona. Podemos englobar sus tratamientos en cuatro bloques principales:
Por todas las características que hemos descrito, la hidroterapia es uno de los tratamientos más recomendados dentro de la naturopatía, la fisioterapia o la medicina integrativa en general.
La hidroterapia es altamente aconsejable para personas que padecen enfermedades reumáticas, esclerosis múltiple, ELA, atrofias musculares o patologías vasculares. Sin embargo, puede tener contraindicaciones (según el tipo de hidroterapia que se utilice) en personas con hipertensión arterial, enfermedades cutáneas, procesos infecciosos, insuficiencia renal o diabetes, de ahí la importancia de consultar con un profesional previamente.
La hidroterapia se practica en balnearios (se encuentran en lugares con agua de manantial), spas (el agua empleada no es mineral ni de manantial), centros de talasoterapia (utilizan agua marina), centros de tratamientos naturales y en centros de rehabilitación y fisioterapia.
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